21 de enero Éxodo 3-4 y Marcos 8,27-9,1
Dios le habló a Moisés. En el Antiguo Testamento ese grupo es un grupo selecto, pero en el Nuevo Testamento Jesús habla a todos los que quisieran escuchar. Nunca he escuchado la voz de Dios el Padre, Jesús o el Espíritu Santo, pero percibo su voz de muchas maneras dentro de mí y a través de los demás y en la naturaleza. Con Moisés, ruego que siempre diga: "Aquí estoy". Cuando Dios nos habla, a menudo es por el bien de otros, como aquí con Moisés. Rezo para que respondan al llamado de Dios en tu vida. Probablemente no sea fácil, pero dará vida a aquellos a quienes te envía. Al igual que con Moisés, no estarás solo, Dios estará contigo. Mucho drama en esta historia como la hay en nuestras vidas. El viaje que hacemos a través de la vida no es fácil, sin embargo, si estamos en el camino que el Señor nos ha dado, experimentamos alegría y paz en Dios.
Marcos comparte con nosotros la confesión de fe de Pedro. Comprender que confesar a Jesús como el Mesías (Salvador) nos desafía a seguirlo en todo lo que hacemos y decimos. ¿Puedes escuchar tu corazón proclamar que Jesús es el Salvador? Anhela nuestra fe y nuestro compromiso con él, para que pueda mostrarnos el amor del Padre. El poder del Espíritu Santo dentro de nosotros nos fortalece para hacer este compromiso diariamente. Hoy, puedes vivir tu llamado para ser un discípulo misionero. Jesús dice: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame".